El relato ‘El platino y el Palacio Real de Madrid’, presentado por Iris Morey Serra, gana la primera edición del concurso de relatos cortos 'Elemento de la tabla periódica y edificio o monumento', convocado por ANQUE y Fundación hna.
La iniciativa de este premio tiene como finalidad destacar la importancia de la Química en la sociedad y se ha llevado a cabo en esta ocasión con la presentación de relatos cortos. Para este año y conmemorando el Año Internacional de la Tabla Periódica los relatos debían versar sobre elementos de la tabla periódica y edificios o monumentos.
El jurado, reunido en Madrid el 13 de diciembre de 2019 para fallar el premio valoró la originalidad y la calidad del trabajo presentado. El premio se entregará en los próximos días a la ganadora.
Iris Morey Serra es graduada en Química y profesora de Química y Física de ESO y Bachillerato en el IES Son Rullan, de Palma de Mallorca (Islas Baleares). Este es su relato:
‘El platino y el Palacio Real de Madrid’
Esta es la historia de una disputa entre dos profesores, dos formas de ver y entender la vida, dos maneras de explicar las cosas.
Antonio era profesor de Historia muy clásico, muy dogmático y, debo decirlo, inamovible en sus convicciones. Iris era profesora de Química. De carácter más abierto, reconocía que todos los paradigmas científicos pueden variar en cualquier momento.
Los dos tenían su propia manera de explicar las cosas, más inductiva y basada en la observación de hechos la de Antonio, más deductiva y lógica la de Iris.
Sus alumnos no pudieron dejar de notarlo. Tenían en gran estima a ambos profesores, los dos eran buenas personas y les sabía mal aquella rivalidad. Por lo que se propusieron terminar con ella. Así que “lanzaron” el siguiente reto: ¿Qué relación guardan el platino y el Palacio Real de Madrid?
Para que los profesores ‘picaran’ el anzuelo, les hicieron creer que había sido su rival quien había propuesto el acertijo.
Iris utilizó la masa atómica, la densidad del platino y hasta su punto de fusión para tratar de hallar la relación, pero tuvo que reconocer que su método era insuficiente y le faltaban datos históricos sobre el Palacio. Pensó que tal vez se habría financiado con alguna partida del valioso metal, pero no pudo corroborarlo.
Antonio estaba seguro que entre los datos históricos no iba a poder encontrar la relación con un elemento de la tabla periódica, y siendo un reto propuesto por una profesora de Química, se basó preferentemente en la denominación latina del elemento y en el nombre de su descubridor, para comprobar que no existía ninguna relación con los artífices del palacio. Él sabía que en su financiación nada había tenido que ver el preciado metal, y tras varios intentos más se dio por vencido.
Llegó un momento en el que tuvieron que admitir que no daban con la solución. Los bachilleres les mostraron la respuesta, muy sencilla si ambos hubieran colaborado en encontrarla o hubieran reconocido lo bien que se complementaban sus respectivas disciplinas.
Y no, no es que el Palacio Real tenga vigas o baldosas de platino. Es que fue construido en el año 1735, el mismo en que se descubrió el valioso metal.